Como podemos nutrirnos de los otros
En un mundo ideal, el deporte NO tiene fronteras. Y aunque cada disciplina tiene sus reglas, su lenguaje propio y sus tradiciones, todas comparten una esencia: el movimiento, la estrategia, la toma de decisiones en tiempo real y la pasión por el juego. Desde “Hockey en Contexto”, queremos abrir una puerta, o mejor dicho, muchas puertas. Queremos invitar a entrenadores de otros deportes a que nos ayuden a entender y enriquecer el hockey desde ángulos inesperados.
Imaginemos por un momento que, para mejorar las rotaciones dentro del círculo rival, traemos a un entrenador de básquet. Nadie entiende mejor los bloqueos, los cortes y las rotaciones en espacios reducidos que quienes han trabajado una vida en el pick and roll, nuestro give and go. ¿Y si, en lugar de repetir mecánicamente un movimiento, practicamos cómo crear superioridades dinámicas en la zona, tal como lo haría un equipo de básquet en los últimos segundos del cuarto?
Ahora vayamos más allá. Pensemos en cómo defendemos nuestro círculo. Aquí entra en juego el handball. ¿Quién sabe más sobre cómo cubrir una zona, cerrar líneas de pase cortas y largas, y moverse con sincronía sin perder agresividad? Un buen entrenador de handball puede enseñarnos a anticipar y a colaborar defensivamente en un espacio donde cada segundo cuenta y cada centímetro puede significar un gol en contra o un despeje salvador.
Y si hablamos de duelos individuales, cubrirnos los pies mientras somos dominantes, nuestro juego de pies… pensemos en un entrenador de boxeo. Sus enseñanzas pueden transformar nuestras sesiones de defensa dentro del círculo y las aproximaciones: control de distancia, lectura corporal, footwork y sobre todo, mantener la calma bajo presión.
¿Y cómo no mirar hacia el rugby cuando entrenamos los ataques a los espacios o el uso del guard (guardaespaldas o descargas)? En el rugby, el pase hacia atrás es una regla, pero también una herramienta de progreso, atraer para liberar. Un entrenador de rugby puede ayudarnos a incorporar nuevos ángulos de pase, a correr sin la pelota sabiendo que la jugada vive más allá del portador. Puede enseñarnos a sostener el cuerpo, a usar el contacto con inteligencia y a crear estructuras colectivas para romper defensas cerradas.
Al invitar otras miradas, no estamos diciendo que el hockey no es suficiente. Al contrario: estamos reconociendo que el hockey es tan grande que puede nutrirse de todo lo que lo rodea. Abramos las puertas a otras voces. Aprendamos. Mezclemos. Probemos. Y dejemos que el juego, ese juego que amamos, crezca más allá de sus límites tradicionales.
por GABRIEL HERRERA
Hockey en contexto