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¿Y SI LES PREGUNTÁS QUÉ PIENSAN?

Escuchar, a veces, es mas poderoso que entrenar

A veces creemos que entrenar es únicamente enseñar. Mostrar, corregir, repetir. Y sí, claro que eso es parte. Pero hay otra parte que muchas veces dejamos de lado: escuchar. Porque escuchar también es entrenar.

En la vorágine de una temporada, entre los partidos del fin de semana, las planillas, los ejercicios, los entrenamientos, se nos puede pasar algo esencial: ¿qué piensa el jugador o la jugadora sobre lo que está viviendo? ¿Cómo lo está sintiendo? ¿Qué está entendiendo del proceso?

Durante mi estadía en Bélgica, algo que me marcó profundamente fue la cantidad de espacios que se generaban para hablar con los jugadores. No solo en el vestuario o en la cancha, sino también en reuniones individuales a lo largo de la temporada, con el único objetivo de conocernos mejor. De acercarnos. De entendernos.

Y aunque en el profesionalismo es cierto que los jugadores vienen y se van —que a veces los vínculos son fugaces—, ese rato de conversación sincera servía para algo más profundo: generar confianza.

No hablo solo de revisar estadísticas o comentar el último partido. Hablo de mirar a los ojos a la persona que tenés enfrente y preguntarle:
“¿Cómo estás? ¿Qué te está pasando? ¿Qué pensás de cómo estamos jugando?”

Y escuchar sin interrumpir. Escuchar sin tener ya una respuesta preparada. Porque cuando entrenamos a personas (y no solo a deportistas), todo lo que viven importa. Su semana, sus miedos, sus ideas, su cansancio, su entusiasmo.

Promover la participación activa

Cada vez estoy más convencido de que involucrar a los jugadores en el proceso de aprendizaje no solo los hace crecer más, sino que también mejora al equipo. Preguntarles qué entienden del juego, qué sienten que necesitan practicar, cómo creen que se puede resolver una situación… no es ceder el control, es compartir la construcción.

Eso no significa que ellos decidan todo, ni que el entrenador pierda su rol. Significa que los tratamos como protagonistas activos, pensantes, con voz.

Porque si queremos que tomen mejores decisiones dentro de la cancha, tenemos que ofrecerles espacios donde también puedan tomar decisiones fuera de ella. Si queremos que se comuniquen más entre ellos, tenemos que aprender a comunicarnos mejor con ellos.

Entender el contexto de cada uno

No todos los jugadores llegan al entrenamiento en las mismas condiciones. Algunos vienen de rendir un examen, otros de trabajar todo el día, otros de una pelea en casa. Y también pasa al revés: algunos llegan con una energía increíble, con ideas nuevas, con muchas ganas de aportar.

El contexto influye. Y cuanto más lo entendamos, mejor vamos a poder conectar. Eso no se logra solo con planificaciones. Se logra haciendo preguntas, prestando atención, estando presentes.

¿Y si empezás mañana?

La próxima vez que planifiques una charla o un entrenamiento, pensá en esto:
¿Hay un momento para que ellos hablen? ¿Hay un espacio real donde puedan expresarse?

Probá con algo simple: después del partido, en vez de arrancar con tu análisis, preguntá primero qué vieron ellos. Qué sintieron. Qué harían distinto. Puede que te sorprendas con las respuestas. Puede que se enojen. Puede que agradezcan. Lo importante es abrir la puerta.

¿Y si les preguntás qué piensan?

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por GABRIEL HERRERA
Hockey en contexto

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2 replies on “¿Y SI LES PREGUNTÁS QUÉ PIENSAN?”

No termino de entender si este concepto viene gracias a un cambio generacional o recién ahora se ve la ventaja.
Creo que es aplicable a todas las instituciones, especialmente negocios. Pero no veo que se implemente.
1ro aprender de los que están directamente involucrados. Después evalúa el que posee más conocimientos.

Gracias por tu reflexión! Coincido plenamente: muchas veces subestimamos el poder de escuchar a quienes están directamente involucrados, como si eso debilitara nuestra autoridad. Pero en realidad, cuando uno tiene claridad sobre su rol y convicciones, abrirse a otras miradas no lo hace más vulnerable, sino más sabio. Escuchar te enriquece, y lejos de restarte liderazgo, te lo potencia.

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