¿El pase está sobrevalorado?
En el hockey moderno se repite como mantra: “pasá la bocha”, “tocá y andá”, “no te la quedes”, “a dos toques”, two touches hockey”. Y aunque el pase es, sin dudas, una herramienta clave del juego colectivo, ponerlo en un pedestal como si fuera el fin último del juego es, al menos, reduccionista. El pase es un medio, no un objetivo. Un medio para generar ventajas. Para llegar a algo más grande. Porque el hockey se trata, en esencia, de encontrar y explotar superioridades.
Entonces: no, el pase no está sobrevalorado como herramienta. Pero sí lo está cuando se lo utiliza sin entender su propósito. Este artículo no busca despreciarlo, sino reencuadrarlo. Poner el foco donde verdaderamente importa: en las distintas formas de superioridad que podemos generar dentro del juego.
La trampa del pase por el pase mismo
Muchos entrenadores —especialmente en formativas— alientan el pase rápido, el toque constante, el movimiento sin pausa. Pero el pase por sí solo no genera peligro. El pase que no está conectado con una intención, una lectura, una ventaja, es simplemente traslado de bocha. Y a veces, incluso, puede empeorar la situación: perder profundidad, alejarse del arco, entregar el control.
Por eso, vale la pena mirar más allá del gesto técnico para entender qué tipo de ventajas podemos generar en un partido. Y cómo el pase —cuando se usa bien— puede ser la llave para explotarlas.
1. Superioridades numéricas
Somos más
Esta es la más evidente y probablemente la más enseñada: cuando tenemos más jugadores en una zona determinada del campo que el rival. 3 vs 2, 4 vs 3, 2 vs 1. Las cuentas cierran. Hay más opciones de pase, más amenazas para el defensor, más posibilidades de generar peligro.
Pero lo importante acá no es tener más gente, sino crear esa superioridad a partir del movimiento, el posicionamiento y la lectura del juego. A veces, una rotación bien hecha, un relevo, o una conducción que atrae a un defensor, pueden generar una ventaja numérica momentánea que cambia completamente el ataque.
El pase es fundamental acá, claro. Pero no cualquier pase: el que encuentra al jugador libre, el que aprovecha el momento justo, el que rompe el balance rival.
2. Superioridades posicionales
Estamos mejor ubicados
No siempre se trata de ser más, sino de estar mejor ubicados. Un jugador perfilado correctamente, con campo abierto por delante, tiene una ventaja sobre su marca incluso en un 1 vs 1. Lo mismo un jugador entre líneas, o uno que logra recibir de espaldas con un compañero que pasa por delante.
Estas ventajas no se cuentan en números, pero se sienten en el juego. Un pase puede tener mucho más valor si va a alguien con una buena orientación corporal, con visión del juego, con tiempo para decidir.
En este contexto, el pase que habilita una mejor posición es superior al pase que simplemente conecta a un compañero. Y muchas veces, quedarse un segundo más con la bocha para encontrar esa mejor ubicación es más valioso que pasar rápido “porque sí”.
3. Superioridades socio-afectivas
Nos relacionamos mejor
Este tipo de superioridad es menos tangible, pero absolutamente real. Tiene que ver con cómo se entienden los jugadores entre sí: movimientos coordinados, gestos no verbales, pases sin mirar que llegan a destino, relevos naturales, rotaciones que fluyen.
No es magia. Es conexión. Es entrenamiento, tiempo compartido, confianza, diálogo. Equipos que se conocen bien logran jugar mejor incluso sin tener mejores recursos técnicos o tácticos.
En estos casos, el pase no es solo una acción técnica, sino un acto de comunicación y sincronía. Los jugadores “saben” dónde va a estar el otro, entienden cuándo soltar y cuándo esperar. Y ahí, el pase es una herramienta poderosa, sí, pero lo que realmente marca la diferencia es la relación entre quienes lo ejecutan.
4. Superioridades cualitativas
Somos mejores
A veces, la ventaja está en la técnica, la velocidad, la toma de decisiones o la creatividad individual. Un jugador que domina su cuerpo, sus gestos técnicos, y entiende el juego, puede generar ventajas sin necesidad de apoyo externo.
Aquí, la clave no está en pasar, sino en saber cuándo no pasar. En aprovechar un 1 vs 1 favorable, en usar un amague, en atraer rivales para luego soltar. Muchas veces, un jugador que insiste en pasar por obligación pierde su mejor recurso: su desequilibrio individual.
El hockey también necesita jugadores que rompan estructuras, que arriesguen, que generen ventajas individuales que luego se traducen en beneficios colectivos. Y para eso, necesitan libertad. Pasar por sistema, por miedo a equivocarse, es un freno para este tipo de superioridad.
El buen pase: el que genera superioridad
Volvamos entonces al pase. No para descartarlo, sino para revalorizarlo desde otro lugar.
Un pase que genera una superioridad (numérica, posicional, socio-afectiva o cualitativa) es un pase valioso. Un pase que no aporta nada, que simplemente traslada la bocha sin intención, es inocuo. Y si encima se hace por sistema, por miedo, por inercia… puede ser incluso contraproducente.
Por eso, el desafío como entrenadores no es enseñar a pasar más, sino a pasar mejor. A entender cuándo, por qué, a quién, desde dónde, con qué orientación, en qué contexto. Enseñar a leer el juego, a buscar ventajas, a reconocer las formas de superioridad que existen en cada jugada.
Para cerrar: que el título no te engañe
“El pase está sobrevalorado” no es un ataque al juego colectivo. Todo lo contrario. Es un llamado a mirar más allá de la técnica, a poner el foco en la toma de decisiones y en la creación de ventajas.
Es un empujón a entrenadores y jugadores para pensar el juego desde el sentido, no desde la repetición. A entender que pasar por pasar no es sinónimo de jugar bien. Que jugar bien, de verdad, implica entender el por qué de cada acción.
Y cuando ese por qué está claro, el pase vuelve a su lugar natural: no como objetivo, sino como herramienta para generar superioridades.
por GABRIEL HERRERA
Hockey en contexto
5 replies on “EL PASE ESTÁ SOBREVALORADO”
Very thoughful and highly relevant analysis
thank you very much for reading me, and for the comment.
Buen concepto, es real siempre se exige pase y muchas veces pasar x.pasar
Excelente gracias
Gracias por leer y comentar
es tal cual
saludos
Gracias Gabi por abrir estos espacios donde el pensamiento lateral y la creatividad tienen un sentido. Si perdemos nuestra capacidad de crear en el deporte, perdemos múltiples opciones de resolver una misma ecuación.
De donde venimos el pase es una herramienta más, que sin una mente que entienda el juego, se vuelve aburrido, y para algunos jugadores el solo hecho de pasar ya tranquiliza su conciencia sin valorar el el lugar de ese pase en la resolución del juego.